jueves, 27 de diciembre de 2007

-- ichi --

Rrrr!! Rrrr!!

abrió los ojos poco a poco, esperando a que otro se levantara a coger el teléfono

Rrrr!! Rrrr!!!

(joder, pero qué pasa en esta maldita casa??)

cogió el despertador de su mesita de noche y se lo acercó hasta casi rozarlo con la nariz

(las 4...)

se levantó de la cama, abriendo la puerta de su habitación con cuidado y se encogió al notar el frío del pasillo, salió con los ojos cerrados y caminando llegó al teléfono del pasillo, encima de la frágil mesa apoyada en la pared

- SiIih *tosió* - si?

no soportaba su voz al despertar, era una mezcla de maullido de gato atropellado y garganta destrozada tras una noche gritando en un concierto

- Mi rosa del desierto!!

sólo había una persona en el mundo que la llamaba así, y estaba lejos...muy lejos

- Pa-papá??
- Mi pequeña rosa del desierto, sabía que cogerías el teléfono!!
- Joder, si nadie más se levanta, tendré que hacerlo yo, no?

se frotó los ojos con la mano derecha, llevaba semanas con dolor de cabeza constante y el sueño se escapaba de sus manos con una facilidad pasmosa...era la primera noche que había conseguido conciliar el sueño y se había esfumado en un instante...pero hacía meses que no hablaba con su padre, así que merecía la pena el ir a clase a la mañana siguiente como un zombi

- No digas palabrotas y pásame a tu madre
- Está durmiend*
- No estoy durmiendo

se giró y vio a su madre en camisón a su lado, con cara de preocupación mientras la miraba fijamente; aparecía en la oscuridad a su antojo, como un fantasma y era incapaz de adivinar cuando estaba cerca y cuando no

- Joder mamá!!tú y tu puta manía de levantarte sin hacer ruido

se había llevado la mano derecha al pecho, el corazón latía rápidamente por el susto; nunca se acostumbraría al hecho de que su madre apareciera a su lado en el momento menos pensado...igual que Seth, su gato...que por cierto, ya estaba remoloneando en sus pies descalzos y congelados por el frío de las baldosas del pasillo, rogando un poco de atención

- Esa boca!!

su madre le arrancó el teléfono de las manos y se puso a hablar con su padre, Anubis cogió a Seth en brazos y se apoyó en la blanca pared del pasillo, bajo la claraboya del techo que dejaba entrar la luz de la luna, dando a la casa un aspecto tétrico.
Mientras acariciaba el mentón del gato, escuchaba atenta los monosílabos de su madre mezclados con el ronroneo del gato mimado

- Aaah, qué pasaaaaa??

se abrió la puerta de la habitación del fondo del pasillo, y de ella salió su hermano; un chico alto y atlético, de cabello castaño, largo y rizado, con unos bucles tapandole los ojos y rascandose la perilla con pereza, bostezando. Anubis le miró, siempre iba de punta en blanco, incluso su pijama!se veía nuevo, bonito y de su talla...Anubis miró el suyo...un jersey gris lleno de agujeros por los que pasaban sus manos perfectamente y unos pantalones tan anchos y viejos que tenía que aguantarlos con una mano para no perderlos por el camino.

había cosido los agujeros del jersey varias veces, pero el gato se las apañaba para descoserlos a mordiscos,así que al cuarto intento de recomponerlo, desistió...casualmente, el gato dejó de prestar atención a los remiendos en el mismo instante en que ella dejó de hacerlos

- Es papá
- Papá?
- Seh

preguntó sorprendido apoyandose al lado de Anubis y acariciando la cabeza a Seth, mirando a su madre

- Ha dicho qué quería?
- Qué va, pero si llama a estas horas...
- ...es porque algo ha encontrado

los dos suspiraron profundamente, mirandose y justo en ese momento, su madre colgó el teléfono y bajó las escaleras corriendo, dirigiendose al piso inferior. Se oyó el tintineo de las llaves de la puerta de la entrada y cómo entraba en su despacho...un estruendo de libros por el suelo y un quejido

- Ya se ha hecho daño

dijo mirando la luna a través de la claraboya y empezó a bajar las escaleras con el gato en brazos

- Que raro en ella...

se echaron los dos a reir y entraron en el despacho de sus padres, dejando a Seth encima de un montón de libros apilados en el suelo, en una esquina.
Si algo no entendían era cómo su madre (una obsesiva del orden y la limpieza...como Samuel, su hermano) podía permitir ese caos en el despacho (su padre era más bien despistado y desorganizado...como Anubis, quizá por eso era el ojito derecho de papá y Samuel el de mamá)

los libros abarrotaban las estanterías, puestos sin ton ni son; los papeles y archivos estaban en carpetas clasificados por años y temas, y estas carpetas, a su vez, en cajas esparcidas por el suelo. Mirara donde se mirara, montañas de libros y papeles lo tapaban todo

Anubis se sentó en una silla, dejandose resbalar hasta dejar la cabeza apoyada en el respaldo y miró al techo naranja...incluso ahí habían papeles enganchados con chinchetas

(aún lo guarda...)

sonrió al ver sus dibujos en el techo; de simples garabatos cuando era niña a los deliciosos dibujos a pluma y tinta de los últimos años...mezclados con las fotos en blanco y negro en papel mate que hacía de vez en cuando, cuando no tenía ganas de mancharse los dedos con la tinta y sólo quería dejar la mente en blanco y hacer que la cámara de fotos hiciera el trabajo de retratar lo que veía por ella...a pesar de todo, no podía negar que lo que hacía lo hacía pensando en su padre, en hacerle feliz ya fuera con un dibujo o una fotografía...sólo por hacerle feliz

miró el reloj de la pared, regalo de su amigo japonés y esbozó una sonrisa, decidió preparar un poco de café para los tres, y dejó a su hermano y a su madre sentados en el suelo, rebuscando algo mientras ella se encerraba en la cocina

Meeeeeeeow

(ups...)

abrió la puerta y Seth entró perezosamente, de un salto subió a la barra de mármol que separaba la cocina de la zona donde comían y se sentó ahí, altivo, mirando a Anubis trasteando los armarios.
preparó la cafetera con el filtro y las 12 cucharadas de café de Kenya que tanto le gustaba a su madre, y en una tetera puso un par de cucharadas de té de frutos rojos para ella y puso el agua a hervir

cuando el agua estuvo en el punto justo, la vertió lentamente en la cafetera, escuchando el borboteo del café y al instante, el penetrante olor a caramelo tostado inundó la cocina...le encantaba el olor a café recién hecho

puso el resto del agua en la tetera y la dejó en la mesa, mirando cómo el agua se tornaba de un rojo carmesí igual a la sangre

se limpió las gafas y entraron su madre y su hermano en la cocina, habían desistido en su búsqueda y ayudaron a Anubis a preparar el almuerzo: tostadas recién hechas de pan de payés, mantequilla y mermeladas de fresa y melocotón, azúcar y sacarina y el brik de leche...la mesa estuvo a punto en un instante

- Vaya

fue al armario y sacó dos tazas para su madre y su hermano que se las cogió enseguida, de otro armario sacó su taza preferida, una alta y bastante grande de color amarillo y con la cara de bob esponja en ella; se sentó en su sitio poniendo un pie en la silla

- Vaya qué?
- Hoy hay almuerzo pijo, qué celebramos?

se llenó la mitad de la taza de té y el resto lo hizo con leche fría...al instante, cientos de grumos aparecieron en la superfície de la taza, dando un aspecto bastante asqueroso a la infusión

- Oh mierda, siempre se me corta la leche con este té...

se puso dos cucharadas colmadas de azúcar y removió un rato, mirando a su hermano peleandose con la mantequilla y quejandose entre bostezos

- Ya lo sabes
- Si, y también sé que siempre tengo dolor de tripa cuando bebo este té y no por eso dejo de hacerlo...madre
- Eref mafoca

chapurreó Samuel escupiendo miguitas en la mesa

- Puede ser...

se bebió el té, todos estaban en silencio hasta que Anubis se levantó a dejar la taza en el fregadero y se sentó en el mármol, al lado de Seth, que los miraba impasible

- Bajate de ahí, ya no eres una niña para estar colgandote de todos sitios
- Ay mamá, no me rayes y dinos porqué ha llamado papá a estas horas, anda

su madre miró a su hermano y se bebió el café lentamente, alargando cada sorbo hasta límites insospechados

- Va mamáaaaaaa!!
- Tu padre cree haberla encontrado

por un instante la miró incrédula, hasta que algo hizo conexión en su cerebro y reaccionó

- Qué?
- Eso
- Ya lo sé idiota, pero digo...la tumba de Ishtair?en serio??
- Eso parece...
- Pero...si es así...

bajó del mármol excitada, mirando con los ojos muy abiertos de un lado al otro, hacía años que su padre excavaba en busca de esa tumba, y parecía que por fin la había encontrado

- Si...

su madre se levantó y recogió la mesa, se lavó la cara y los miró a los dos con expresión seria y preocupada

- Niños...vuestro padre necesita ayuda...dentro de tres días me voy con él, serán solo un par de meses, seréis capaces de estar solos y portaros bien en nuestra ausencia?

los dos hermanos se miraron y sonrieron...dos meses la casa para ellos solos?parecía un sueño hecho realidad

- Joder mamá, que yo tengo 22 años y Anubis 16...ya somos mayorcitos no?
- Si, eso!!y serán sólo un par de meses!

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24 de diciembre

Nochebuena

Hacía un frío terrible a pesar de estar dentro del coche con la calefacción puesta, conduciendo a casa de su amigo Gabriel para disfrutar entre los colegas de una noche de diversión y desvaríos.

Llegó a los 15 minutos, vivían cerca, pero aún así, era casi imposible llegar puntual a ningún lugar por esas fechas, las calles estaban abarrotadas de gente comprando regalos y las carreteras llenas de coches impacientes por llegar a sus casas a comer como cerdos y beber hasta caer rendidos

(borregos...)

se quedó un instante en el coche, apagó el motor y se puso los guantes, el gorro y la bufanda mientras suspiraba pensando en la larga noche que se le presentaba por delante

(en fin...una vez al año no hace daño...o eso dicen)

bajó del coche y abrió el maletero para coger las bolsas con los regalos que había comprado dos meses antes, para asegurarse que encontraba el regalo perfecto para cada uno del grupo, cerró de un portazo y con la llave cerró el coche, cogió las bolsas con las manos y maldiciendo al demonio por el frío que hacía, entró corriendo en el porcho de la enorme casa que esperaba pacientemente su llegada

tocó el timbre una vez

no hubo respuesta

tocó una segunda vez, más rato

no hubo respuesta

(ya verás...)

dejó las bolsas en el suelo y empezó a aporrear la puerta, gritando

- Heeeeeey!!!capulloooooooos!!abrid que me estoy congelandoooooo!!!!

al poco, se oyó algo y un ruido de llaves chocando torpemente contra la puerta, al abrirse, una cálida ráfaga del interior salió de golpe, haciendola sentir un poco mejor

- Lo siento...estaba en la cocina acabando de prepararlo todo
- Tranquilo, anda, ayudame
- Claro

era Gabriel, tan encantador y atento como siempre; se conocían de hacía años y casi no había cambiado: alto (casi 1,82), delgado pero fibrado en su punto justo, cabello negro y ojos azules siempre tristes...cuando sonreía, un hoyuelo surcaba su mejilla izquierda, haciendo que su cara aniñada adquiriera una picardía infantil que lo hacía aún más adorable

vestía una camisa negra impecablemente planchada, unos vaqueros un poco anchos y unas bambas blancas

- Oye...tienes que decirme cómo tienes las bambas tan limpias, las mías se ensucian enseguida

dejaron las bolsas en la cocina, en un rincón y Anubis empezó a quitarse la ropa mientras Gabriel sonrió al oir la pregunta y se ponía el delantal para seguir vigilando la crema de zanahoria y coco

- Es cuestión de limpiarlas con agua templada y unas gotas de amoníaco, pero bueno, tus bambas zarrapastrosas son parte de tu look, no las cambies, jajaja
- Será...

se acercó a él sacando la lengua un poco y le dio una colleja

- Auch!!no me pegueeees, que te quedas sin cenar!

no podía permitirlo!las cenas de Gabriel eran las mejores...tenía un don increible para la cocina, a pesar de ser sólo su hobby

- Aaaaah!!!no seas malooooo!!!

dijo riendo, y se sentó en la mesa, encendiendo la tele y mirandola distraida mientras Gabriel abría una botella de vino y servía un poco en dos copas, una para cada uno

- Toma
- Gracias

brindaron los dos y se bebieron el vino de un trago, poniendose más en las copas...ahora, hasta casi llenarlas

- Joder Gabri, ya me quieres tajar? *dijo riendo*
- Sii, esa es mi intención...mierda, tanto se nota?espero que hayas traido lo que te pedí
- Sip, está ahí

*bebió un poco de vino, señalando una de las bolsas con la cabeza*

- Sabes que no me gusta que bebas si tienes que conducir
- Sabes que no lo hago, no soy tan idiota
- Lo sé...pero prefiero que te quedes a dormir en casa esta noche, así podrás beber todo lo que quieras...por cierto...hoy hace un año, no?

Anubis no dijo nada, bebiendose el vino de golpe

- Ay, perdona...
- Tranquilo, al principio fue duro, ahora ya está...pero también hace más de diez años que mis padres se fueron...y eso que iban a ser dos meses...

Gabriel apagó el fuego y apartó la crema del gas, miró el cordero del horno y se sentó satisfecho al lado de Anubis, rodeandola con un brazo y levantando su copa de vino

- Bueno, dales recuerdos de mi parte, siempre pienso en ellos...y en Samuel!cómo le va?
- Bien, allí sigue, currando en Londres
- Me alegro
- Yo también...por cierto Gabri...
- Dime
- Y tú cómo estás?

Gabriel la miró sonriendo y se bebió el vino de golpe, llenó ambas copas y bostezó

- Pues bien
- Seguro?
- Siiiii, es duro cuando dejas a alguien, pero la cosa no iba bien, así que mejo dejarlo antes de que estuvieramos tan hartos el uno del otro que nos acabaramos odiando no?
- Bueno...eso me pasó a mi, así que odiar a un cabronazo no es tan malo después de todo
- Pero mira que eres...
- Es la verdad
- Brindamos?
- Okis!Por la amistad!
- Porque al fin y al cabo, es lo único que importa!
- SI!

llenaron las copas de vino y brindaron por la amistad, lo único que en ese momento los hacía felices a los dos...estar rodeados de los suyos

- Uf...nos vamos a tajar antes de la cena, ya lo verás
- Aaaah, haber venido antes, a mi qué me cuentas?

dejaron las copas vacías en la cocina y entre los dos montaron la mesa del comedor; la vajilla y cubertería de fiesta, servilletas de colores...

- Y velas de vainilla para la diosa de los muertos
- Anubis-chan!

chocaron las manos y Gabriel la abrazó, dandole un beso en la frente a Anubis, que soltó una risita



[continuará...]

martes, 18 de diciembre de 2007

bleu

Dos marionetas dejan el tiempo correr, mirando el cielo sobre sus cabezas y la hierba bajo sus cuerpos casi inertes.

"Marioneta azul, triste y sola...tendida en la hierba, nadie la espera, nadie la piensa, nadie la ama"

canturrea el títere rojo moviendo torpemente sus manos, acariciando la cara de la marioneta azul con una flor...una de las miles que nacen y mueren en las altas espigas verdes que rodean su refugio, su lugar favorito...su castillo, los muros impenetrables del cual los protegen del mundo exterior.

La marioneta azul se limitó a mover un poco la cara, cerrando los ojos molesta, pero no enfadada...rojo siempre cantaba esa canción para llamar su atención...

"Porqué me siento así si sólo deseo amar y ser correspondida? Porqué un sentimiento tan bello ha de ser tan doloroso?" azul suspiró, mirando el cielo invernal con sus ojos tristes, el pecho hueco y la mente llena de rencor "Porqué la vida juega con nosotros por el simple hecho de ser marionetas?"

rojo se acercó a ella, apoyando la cabeza contra la suya, dejando la flor en el suelo, ya rota

"Por que tú no eres una marioneta normal y corriente que se limita a seguir las órdenes de su titiritero...te haces preguntas, cuestionas tu ser y tu existencia...recuerda que fuimos humanos pero poco a poco perdimos lo que un día llenó nuestro pecho de calor"

rojo bostezó

"...el vacío nos convirtió en lo que somos...pero tú te aferras al amor como si fuera la salvación a tus problemas, a pesar de ser la causa de todos ellos"

así era rojo.

racional, cerebral, equilibrado y pensativo...cruel a veces...

todo lo contrario a azul.

soñadora, fantasiosa, irracional y sentimental, dubitativa y melancólica...

"El amor es lo que me ha hecho ser como soy" dijo sentándose en la hierba, mirando sus pies mientras se movían a su antojo, de un lado al otro "Pero no por eso voy a dejar de creer en él"
miró a su compañero con una triste sonrisa en sus labios

rojo se sentó a su lado y cogió su mano

"Algún día encontraremos a nuestros titiriteros, aquellos que nos harán ser humanos otra vez"

"No podemos. Sólo somos marionetas cuyos hilos invisibles maneja el destino a su antojo..." miró el cielo de nuevo, fijandose en una nube que avanzaba perezosa por el manto gris que los cubría, amenazando una fuerte lluvia.

"No podemos huir del destino, las marionetas nacemos para sufrir sin principio ni final, para ser desdichadas y vivir en el tormento hasta el día que sintamos tal vacío, que ya no podamos más y muramos...mi destino es amar sin ser amada, nací sola y así moriré"

rojo la miró y la estiró hacia él con fuerza, rodeandola con los brazos fuertemente y cerró los ojos, oliendo el suave perfume de su cabello

"Mi corazón es pequeño...pero aún late, y lo hace por ti"

"Ahora te vas a poner sentimental?? Eso es cosa mía" dijo azul un poco molesta por la reacción de rojo, tan poco dado a las muestras de cariño...se apartó de él con los ojos empañados en lágrimas

"Tengo algo para ti"

"Para mi?"

una sorpresa...no había nada que le gustara más a azul que una sorpresa, cualquier cosa servía: una pequeña concha encontrada entre la arena una noche de playa, una margarita como tantas miles los rodeaban en su castillo...pero esa margarita había sido testigo de una risa, una lágrima...un momento fugaz que sólo quedaría en la memoria de ambas marionetas

"Si, pero antes necesito eso"

señaló la cajita negra que azul siempre llevaba consigo, apoyada en el regazo o abrazada a ella...al oir eso, instintivamente la agarró con fuerza, apretandola contra su pecho y lo miró asustada

"No puedo...no...no en este estado" dijo tristemente, mirando a rojo a los ojos, siempre profundos, lejanos, siempre sentía la misma sensación de que se perdía en el mar de su tristeza

"Sólo un poco..." sacó una larga cadena de su cuello y al final sacó una llave, mostrándosela a azul y dandole un golpecito en la nariz "Estoy dispuesto a darte un pedazo de mi si tú me das un pedazo de ti"

azul lo miró sorprendida mientras se acariciaba la nariz, helada por el frío y un poco dolorida por el golpecito con la llave

rojo se apartó la ropa y metió la llave en una hendidura de su pecho, abriendolo lentamente...y sonriendo sacó una bolita de color rojo carmín.
Cerró el pecho, dejó la llave en la hendidura y la cadena tintineó al chocar contra su cuerpo.

azul miró detenidamente la bolita que latía perezosamente en las manos de rojo...su corazón.

era pequeño, de un color tan potente que dolía al mirar, y a pesar de no ser más grande que un puño, estaba lleno de remiendos y parches por todos lados.

"Te gusta?" preguntó al ver la cara de asombro de azul

le encantaba verla así, con los labios entreabiertos y los ojos vivos, brillando por la excitación de descubrir algo nuevo...como una niña pequeña, aún conservaba ese rostro dulce y un punto de inocencia e ingenuidad que contrastaba con el mal genio y melancolía que siempre mostraba ante los demás.

esa combinación la hacía el ser más maravilloso que había conocido jamás, y a pesar de los comentarios del resto de la gente, siempre intentando malmeter y con las palabras llenas de envidia...ellos se querían.

se querían de una manera tan pura y especial que era algo más allá de lo terrenal, algo imposible de explicar, algo imposible de razonar de modo que los demás lo entendieran.

"Vale, no te obligaré si no quieres...sé lo mucho que significa para ti lo que guardas en esa caja"

azul lo miró durante un instante, pero parecio que el tiempo se detuvo, dándole la oportunidad de fijarse en el rostro de rojo, alargado y de nariz prominente, sonrisa pícara coronada por dos hoyuelos que aparecían caprichosamente.

cabello corto y negro como la noche, al igual que sus ojos, pequeños y misteriosos, como portadores de un gran secreto que sólo él sabía y callaba...Y un lunar bajo cada ojo que la hacían sonreir...A pesar de todo, su mirada y su sonrisa mostraban una tristeza y un dolor inmensos, los mismos sentimientos que los unieron una vez se cruzaron en este camino tortuoso llamado vida.


azul suspiró y con una sonrisa afable sacó una llave de su ropa, unida a una larga cadena de plata que llevaba siempre encima, siendo esa cadena lo único que la unía al mundo real...y esa llave era el único modo de proteger su interior.

metió la llave en la cerradura de la cajita negra, y tras un ruido sordo, la tapa se abrió un poco

"No sé cómo estará, desde aquella noche no he vuelto a abrirla..." dijo a rojo preocupada

"Tranquila, esté como esté, lo arreglaré"

azul dejó la llave y la cadena en la hierba, a su lado, y lentamente levantó la tapa mientras rojo se acercaba a ella, rodeandola la cintura con una mano y mirando curioso lo que la caja escondía.

un ligero resplandor azulado bañó sus rostros una vez la caja fue abierta completamente; separados en cuatro partes irregulares y latiendo a ritmos diferentes el uno del otro estaba el corazón de azul.


"Bueno, pensaba que estaría peor"

"Yo también"

rojo la miró y azul asintió

"Gracias"

rojo cogió con cuidado los trozos del corazón de azul, pero dejando el más pequeño dentro de la caja, latiendo tranquilamente

se arrancó un hilo de la cabeza y lo mismo hizo con azul, que le dio un empujón suave porque le hizo daño, y entre risas, rojo trenzó los dos hilos y con una maestría increible, sacó una aguja de sus ropas y empezó a coser los trozos con cuidado, pero sin dudar sobre lo que tenía que hacer.

"Vaya..." azul se arrodilló al lado de rojo, apoyando una mejilla sobre su hombro...rojo seguía cosiendo, con la punta de la lengua asomando por los labios, otra vez tenía su cara de concentración, esa que tanto le gustaba a azul.

tras un largo rato, rojo levantó la mano con el corazón cosido en ella

"Acabé!" y se lo mostró a azul, que lo miraba extrañada...los trozos seguían latiendo descompasadamente y pequeñas gotas de sangre azulada teñían los hilos de sutura

"Y el trozo que falta?" dijo mirando la caja, y cogiendo el trocito que aún latía perezosamente entre sus dedos...había aparecido una mancha negra en él, y eso le preocupaba...

"Ahora viene mi regalo"

rojo cogió su corazón con una mano y de un mordisco certero arrancó un trozo y lo escupió en la otra mano, mostrándoselo a azul, sonriendo con los labios manchados de sangre y feliz.

"Pero...qué has hecho??"

azul se asustó.

mucho.

"Pero tú eres idiota?"

cogió el resto del corazón de rojo y lo miró aterrorizada, perlitas de sudor frío bajaban por su frente

"Claro que no, tonta"

cogió el corazón de azul y le cosió el trozo de su corazón, bajo la asustada mirada de la marioneta

"Ahora soy parte de ti" le dijo una vez acabó el remiendo, dejando el corazón de azul en su caja de nuevo, otra vez entero

todas las partes latían al unísono según el ritmo marcado por el pedazo de rojo, de manera lenta pero constante y el brillo del corazón jugueteaba caprichoso dentro de la oscuridad de la caja; ahora rojo, ahora azul...ahora morado, la mezcla de ambos.


azul se sentó al lado de rojo con la caja en su regazo, mirando el corazón que ahí había

su corazón

"Y qué harás con el trozo que le falta al tuyo?"

rojo cogió su pequeño corazón y le cosió el trozo de corazón de azul

"Ahora soy parte de ti" dijo azul sonriendo

rojo no contestó, se limitó a guardar su nuevo corazón en su pecho, lo cerró de nuevo con llave, la guardó donde nadie pudiera saber dónde estaba y suspirando miró a azul

"A partir de ahora mi sangre corre con la tuya, tu dolor será mi dolor y tu amor será mi amor"

azul le dio un beso en la mejilla y los dos contemplaron la masa azul remendada, escuchando los dos latidos a la vez, como un leve zumbido

"Cuando te duela el pie izquierdo a mi me dolerá el derecho, cuando te duela el corazón a mi me dolerá el alma. Porque nuestra sangre está mezclada y sólo somos uno"

azul cerró la caja con llave y se la colgó de la cadena de nuevo, escondiendola en su pecho, dejó la caja a un lado y se tumbó en la hierba

"Sólo somos uno" repitió rojo tumbandose a su lado, mordisqueando una brizna de hierba "Nuestros destinos han quedado unidos como unidos han quedado nuestros corazones, y nada podrá separar el hilo que los une. Siempre me tendrás a tu lado"

azul sonrió mirando el cielo anaranjado del atardecer, pálidas estrellas asomaban tímidamente mientras el sol desaparecía en el horizonte, bañandolo todo con su cálido adiós

rojo vio que azul hacía una mueca rara, pero que era tan familiar, y le preguntó

"A ver, qué ocurre?"

"Nada"

"No me mientas"

azul miró a rojo con infinita tristeza en su rostro "Tengo una extraña sensación...me olvidarás"

rojo no contestó, la noche llegó y con ella, el sueño


habían pasado horas, no sabía cuantas, ya que aún era de noche...acabó de abrir los ojos y vio a azul abrazada a la cajita, musitando algo cuando rojo dejó de abrazarla y la privó de su calor.

la miró un rato y acarició su cara, apartando el flequillo de su rostro, tan inocente cuando dormía, tan tranquila...parecía mentira que viendola dormir así, estuviera a punto de sentir un dolor tan intenso en su interior cuando despertara

rojo lloró.

lloró mucho.

"El destino es caprichoso azul. Tiene pensados caminos distintos para ti y para mi...yo seguiré el mío y tú debes seguir el tuyo. Pero nunca olvides que eres parte de mi, porque yo jamás olvidaré que soy parte de ti, que respiro gracias a ti, que vivo gracias a ti y siento gracias a ti"

se acercó a azul y la besó tiernamente

"Por mucho que ahora nos separe, estamos unidos hasta el fin de nuestros días. Y eso no cambiará. Volveré a por ti. Algún día volveré"

rojo se levantó sin hacer ruido y sin mirar atrás, sólo acompañado por la luz de la luna y el zumbido del pedacito azul de su corazón, que ahora latía inquieto.

dejó a azul sola en su castillo, sentada en la hierba, mirando la cajita en su regazo, escuchando el zumbido del pedacito rojo de su corazón, dejando el tiempo correr...pero la pena empezó a consumirla.

el cabello enmarañado se enredó en la hierba y las raíces de los árboles que nacieron a su alrededor, mezclandose con los hilos de su cuerpo, hundiendola en la tierra, inmobilizandola...
Se quedó en los huesos, la más leve brisa balanceaba su frágil esqueleto cubierto de piel, antaño un cuerpo, perdió la poca vida que le quedaba en su mirada, convirtiendose en una marioneta de carne y hueso...

el zumbido nunca cesó, sabía que él estaba vivo y confiaba en que volvería a buscarla, y eso la mantenía con un pequeño hilo de esperanza, el mismo hilo que un día unió sus corazones

una noche de luna llena, azul dejó de oir el zumbido...

miró la luna, pálida y redonda, y le preguntó entre balbuceos

"Me ha olvidado...verdad?"

el corazón de azul dejó de latir

porque él se fue

para no volver