martes, 18 de diciembre de 2007

bleu

Dos marionetas dejan el tiempo correr, mirando el cielo sobre sus cabezas y la hierba bajo sus cuerpos casi inertes.

"Marioneta azul, triste y sola...tendida en la hierba, nadie la espera, nadie la piensa, nadie la ama"

canturrea el títere rojo moviendo torpemente sus manos, acariciando la cara de la marioneta azul con una flor...una de las miles que nacen y mueren en las altas espigas verdes que rodean su refugio, su lugar favorito...su castillo, los muros impenetrables del cual los protegen del mundo exterior.

La marioneta azul se limitó a mover un poco la cara, cerrando los ojos molesta, pero no enfadada...rojo siempre cantaba esa canción para llamar su atención...

"Porqué me siento así si sólo deseo amar y ser correspondida? Porqué un sentimiento tan bello ha de ser tan doloroso?" azul suspiró, mirando el cielo invernal con sus ojos tristes, el pecho hueco y la mente llena de rencor "Porqué la vida juega con nosotros por el simple hecho de ser marionetas?"

rojo se acercó a ella, apoyando la cabeza contra la suya, dejando la flor en el suelo, ya rota

"Por que tú no eres una marioneta normal y corriente que se limita a seguir las órdenes de su titiritero...te haces preguntas, cuestionas tu ser y tu existencia...recuerda que fuimos humanos pero poco a poco perdimos lo que un día llenó nuestro pecho de calor"

rojo bostezó

"...el vacío nos convirtió en lo que somos...pero tú te aferras al amor como si fuera la salvación a tus problemas, a pesar de ser la causa de todos ellos"

así era rojo.

racional, cerebral, equilibrado y pensativo...cruel a veces...

todo lo contrario a azul.

soñadora, fantasiosa, irracional y sentimental, dubitativa y melancólica...

"El amor es lo que me ha hecho ser como soy" dijo sentándose en la hierba, mirando sus pies mientras se movían a su antojo, de un lado al otro "Pero no por eso voy a dejar de creer en él"
miró a su compañero con una triste sonrisa en sus labios

rojo se sentó a su lado y cogió su mano

"Algún día encontraremos a nuestros titiriteros, aquellos que nos harán ser humanos otra vez"

"No podemos. Sólo somos marionetas cuyos hilos invisibles maneja el destino a su antojo..." miró el cielo de nuevo, fijandose en una nube que avanzaba perezosa por el manto gris que los cubría, amenazando una fuerte lluvia.

"No podemos huir del destino, las marionetas nacemos para sufrir sin principio ni final, para ser desdichadas y vivir en el tormento hasta el día que sintamos tal vacío, que ya no podamos más y muramos...mi destino es amar sin ser amada, nací sola y así moriré"

rojo la miró y la estiró hacia él con fuerza, rodeandola con los brazos fuertemente y cerró los ojos, oliendo el suave perfume de su cabello

"Mi corazón es pequeño...pero aún late, y lo hace por ti"

"Ahora te vas a poner sentimental?? Eso es cosa mía" dijo azul un poco molesta por la reacción de rojo, tan poco dado a las muestras de cariño...se apartó de él con los ojos empañados en lágrimas

"Tengo algo para ti"

"Para mi?"

una sorpresa...no había nada que le gustara más a azul que una sorpresa, cualquier cosa servía: una pequeña concha encontrada entre la arena una noche de playa, una margarita como tantas miles los rodeaban en su castillo...pero esa margarita había sido testigo de una risa, una lágrima...un momento fugaz que sólo quedaría en la memoria de ambas marionetas

"Si, pero antes necesito eso"

señaló la cajita negra que azul siempre llevaba consigo, apoyada en el regazo o abrazada a ella...al oir eso, instintivamente la agarró con fuerza, apretandola contra su pecho y lo miró asustada

"No puedo...no...no en este estado" dijo tristemente, mirando a rojo a los ojos, siempre profundos, lejanos, siempre sentía la misma sensación de que se perdía en el mar de su tristeza

"Sólo un poco..." sacó una larga cadena de su cuello y al final sacó una llave, mostrándosela a azul y dandole un golpecito en la nariz "Estoy dispuesto a darte un pedazo de mi si tú me das un pedazo de ti"

azul lo miró sorprendida mientras se acariciaba la nariz, helada por el frío y un poco dolorida por el golpecito con la llave

rojo se apartó la ropa y metió la llave en una hendidura de su pecho, abriendolo lentamente...y sonriendo sacó una bolita de color rojo carmín.
Cerró el pecho, dejó la llave en la hendidura y la cadena tintineó al chocar contra su cuerpo.

azul miró detenidamente la bolita que latía perezosamente en las manos de rojo...su corazón.

era pequeño, de un color tan potente que dolía al mirar, y a pesar de no ser más grande que un puño, estaba lleno de remiendos y parches por todos lados.

"Te gusta?" preguntó al ver la cara de asombro de azul

le encantaba verla así, con los labios entreabiertos y los ojos vivos, brillando por la excitación de descubrir algo nuevo...como una niña pequeña, aún conservaba ese rostro dulce y un punto de inocencia e ingenuidad que contrastaba con el mal genio y melancolía que siempre mostraba ante los demás.

esa combinación la hacía el ser más maravilloso que había conocido jamás, y a pesar de los comentarios del resto de la gente, siempre intentando malmeter y con las palabras llenas de envidia...ellos se querían.

se querían de una manera tan pura y especial que era algo más allá de lo terrenal, algo imposible de explicar, algo imposible de razonar de modo que los demás lo entendieran.

"Vale, no te obligaré si no quieres...sé lo mucho que significa para ti lo que guardas en esa caja"

azul lo miró durante un instante, pero parecio que el tiempo se detuvo, dándole la oportunidad de fijarse en el rostro de rojo, alargado y de nariz prominente, sonrisa pícara coronada por dos hoyuelos que aparecían caprichosamente.

cabello corto y negro como la noche, al igual que sus ojos, pequeños y misteriosos, como portadores de un gran secreto que sólo él sabía y callaba...Y un lunar bajo cada ojo que la hacían sonreir...A pesar de todo, su mirada y su sonrisa mostraban una tristeza y un dolor inmensos, los mismos sentimientos que los unieron una vez se cruzaron en este camino tortuoso llamado vida.


azul suspiró y con una sonrisa afable sacó una llave de su ropa, unida a una larga cadena de plata que llevaba siempre encima, siendo esa cadena lo único que la unía al mundo real...y esa llave era el único modo de proteger su interior.

metió la llave en la cerradura de la cajita negra, y tras un ruido sordo, la tapa se abrió un poco

"No sé cómo estará, desde aquella noche no he vuelto a abrirla..." dijo a rojo preocupada

"Tranquila, esté como esté, lo arreglaré"

azul dejó la llave y la cadena en la hierba, a su lado, y lentamente levantó la tapa mientras rojo se acercaba a ella, rodeandola la cintura con una mano y mirando curioso lo que la caja escondía.

un ligero resplandor azulado bañó sus rostros una vez la caja fue abierta completamente; separados en cuatro partes irregulares y latiendo a ritmos diferentes el uno del otro estaba el corazón de azul.


"Bueno, pensaba que estaría peor"

"Yo también"

rojo la miró y azul asintió

"Gracias"

rojo cogió con cuidado los trozos del corazón de azul, pero dejando el más pequeño dentro de la caja, latiendo tranquilamente

se arrancó un hilo de la cabeza y lo mismo hizo con azul, que le dio un empujón suave porque le hizo daño, y entre risas, rojo trenzó los dos hilos y con una maestría increible, sacó una aguja de sus ropas y empezó a coser los trozos con cuidado, pero sin dudar sobre lo que tenía que hacer.

"Vaya..." azul se arrodilló al lado de rojo, apoyando una mejilla sobre su hombro...rojo seguía cosiendo, con la punta de la lengua asomando por los labios, otra vez tenía su cara de concentración, esa que tanto le gustaba a azul.

tras un largo rato, rojo levantó la mano con el corazón cosido en ella

"Acabé!" y se lo mostró a azul, que lo miraba extrañada...los trozos seguían latiendo descompasadamente y pequeñas gotas de sangre azulada teñían los hilos de sutura

"Y el trozo que falta?" dijo mirando la caja, y cogiendo el trocito que aún latía perezosamente entre sus dedos...había aparecido una mancha negra en él, y eso le preocupaba...

"Ahora viene mi regalo"

rojo cogió su corazón con una mano y de un mordisco certero arrancó un trozo y lo escupió en la otra mano, mostrándoselo a azul, sonriendo con los labios manchados de sangre y feliz.

"Pero...qué has hecho??"

azul se asustó.

mucho.

"Pero tú eres idiota?"

cogió el resto del corazón de rojo y lo miró aterrorizada, perlitas de sudor frío bajaban por su frente

"Claro que no, tonta"

cogió el corazón de azul y le cosió el trozo de su corazón, bajo la asustada mirada de la marioneta

"Ahora soy parte de ti" le dijo una vez acabó el remiendo, dejando el corazón de azul en su caja de nuevo, otra vez entero

todas las partes latían al unísono según el ritmo marcado por el pedazo de rojo, de manera lenta pero constante y el brillo del corazón jugueteaba caprichoso dentro de la oscuridad de la caja; ahora rojo, ahora azul...ahora morado, la mezcla de ambos.


azul se sentó al lado de rojo con la caja en su regazo, mirando el corazón que ahí había

su corazón

"Y qué harás con el trozo que le falta al tuyo?"

rojo cogió su pequeño corazón y le cosió el trozo de corazón de azul

"Ahora soy parte de ti" dijo azul sonriendo

rojo no contestó, se limitó a guardar su nuevo corazón en su pecho, lo cerró de nuevo con llave, la guardó donde nadie pudiera saber dónde estaba y suspirando miró a azul

"A partir de ahora mi sangre corre con la tuya, tu dolor será mi dolor y tu amor será mi amor"

azul le dio un beso en la mejilla y los dos contemplaron la masa azul remendada, escuchando los dos latidos a la vez, como un leve zumbido

"Cuando te duela el pie izquierdo a mi me dolerá el derecho, cuando te duela el corazón a mi me dolerá el alma. Porque nuestra sangre está mezclada y sólo somos uno"

azul cerró la caja con llave y se la colgó de la cadena de nuevo, escondiendola en su pecho, dejó la caja a un lado y se tumbó en la hierba

"Sólo somos uno" repitió rojo tumbandose a su lado, mordisqueando una brizna de hierba "Nuestros destinos han quedado unidos como unidos han quedado nuestros corazones, y nada podrá separar el hilo que los une. Siempre me tendrás a tu lado"

azul sonrió mirando el cielo anaranjado del atardecer, pálidas estrellas asomaban tímidamente mientras el sol desaparecía en el horizonte, bañandolo todo con su cálido adiós

rojo vio que azul hacía una mueca rara, pero que era tan familiar, y le preguntó

"A ver, qué ocurre?"

"Nada"

"No me mientas"

azul miró a rojo con infinita tristeza en su rostro "Tengo una extraña sensación...me olvidarás"

rojo no contestó, la noche llegó y con ella, el sueño


habían pasado horas, no sabía cuantas, ya que aún era de noche...acabó de abrir los ojos y vio a azul abrazada a la cajita, musitando algo cuando rojo dejó de abrazarla y la privó de su calor.

la miró un rato y acarició su cara, apartando el flequillo de su rostro, tan inocente cuando dormía, tan tranquila...parecía mentira que viendola dormir así, estuviera a punto de sentir un dolor tan intenso en su interior cuando despertara

rojo lloró.

lloró mucho.

"El destino es caprichoso azul. Tiene pensados caminos distintos para ti y para mi...yo seguiré el mío y tú debes seguir el tuyo. Pero nunca olvides que eres parte de mi, porque yo jamás olvidaré que soy parte de ti, que respiro gracias a ti, que vivo gracias a ti y siento gracias a ti"

se acercó a azul y la besó tiernamente

"Por mucho que ahora nos separe, estamos unidos hasta el fin de nuestros días. Y eso no cambiará. Volveré a por ti. Algún día volveré"

rojo se levantó sin hacer ruido y sin mirar atrás, sólo acompañado por la luz de la luna y el zumbido del pedacito azul de su corazón, que ahora latía inquieto.

dejó a azul sola en su castillo, sentada en la hierba, mirando la cajita en su regazo, escuchando el zumbido del pedacito rojo de su corazón, dejando el tiempo correr...pero la pena empezó a consumirla.

el cabello enmarañado se enredó en la hierba y las raíces de los árboles que nacieron a su alrededor, mezclandose con los hilos de su cuerpo, hundiendola en la tierra, inmobilizandola...
Se quedó en los huesos, la más leve brisa balanceaba su frágil esqueleto cubierto de piel, antaño un cuerpo, perdió la poca vida que le quedaba en su mirada, convirtiendose en una marioneta de carne y hueso...

el zumbido nunca cesó, sabía que él estaba vivo y confiaba en que volvería a buscarla, y eso la mantenía con un pequeño hilo de esperanza, el mismo hilo que un día unió sus corazones

una noche de luna llena, azul dejó de oir el zumbido...

miró la luna, pálida y redonda, y le preguntó entre balbuceos

"Me ha olvidado...verdad?"

el corazón de azul dejó de latir

porque él se fue

para no volver

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